Somos gente Cofán, aborígenes, indígenas, gente a'i del Putumayo. Para nosotros los Cofán nuestro principal valor es la vida y la posibilidad de existir en este mundo como un pueblo, con una cultura, una lengua, un pensamiento, unas costumbres, unas tradiciones diferentes y unos bienes espirituales propios y vivos basados en una ciencia milenaria que nos orienta en el diario vivir y que nos permite dirigir el rumbo de nuestras vidas.
Antes vivíamos tranquilos, sin un atropello, no se pasaba hambre, no se moría la gente, se vivía libremente por un territorio extenso, sin cercas de alambre de púas, no faltaba la cacería y la pesca, se navegaba en canoa y remo los ríos Guamuez, San Miguel y Putumayo. Nuestras casas eran grandes y frescas, hacíamos fiestas y carnavalillos donde tomábamos chicha de yuca, plátano y chontaduro, comíamos carne de monte o pescado ahumado. En las madrugadas tomábamos yoco y tejíamos hamacas. En algunas noches de la semana tomábamos la planta sagrada del Yagé para orientar la vida y ayudar a buscar el bien de la humanidad. Ahora las cosas han cambiado, algunos intentamos vivir al modo de antes y mantenemos las costumbres, otros nos hemos visto obligados a cambiar de alguna manera nuestras vidas. Para nosotros la tierra es la madre, a la que debemos proteger y respetar. Nuestro territorio siempre ha sido la frontera entre los dos países, Colombia y Ecuador, antes no existían fronteras, luego nos dividieron en dos y quedamos unos como pertenecientes a Colombia y otros a Ecuador.
Por nuestro territorio han pasado toda clase de invasores: los españoles que hicieron tres entradas, la primera fué hace 400 años por Aguarico. En ese tiempo hasta allá era Colombia, en esa época los Cofanes eran más de 15 000 habitantes, no eran mansitos, eran gente brava, los españoles llegaron primero buscando oro y los Cofanes fueron primero saqueados y luego estuvieron trabajando en las minas para los españoles, esa fué la época de la esclavitud, los que no trabajaban los agarrotaban hasta matarlos, aquí se murió mucho Cofán, después de la llegada de los misioneros Jesuitas los Cofanes se dispersaron, se fueron por donde había agua, por la cabecera de los ríos bajaron hasta el San Miguel. Ya llevaba rato gente de nosotros cuando llegó la segunda entrada de los españoles, ahí fué la evangelización y la masacre, ya cuando llegaron se ganaron la confianza de la gente, una vez llamaron a todo el pueblo a un templo grande, ellos pasaron casa por casa que no faltara ninguno.
Luego cerraron y trancaron por fuera y
por dentro esa puerta y empezaron a matar a nuestra gente, a las mujeres y los hombres cuentan que les cortaban la
cabeza y a los niños les atravesaban una lanza por el culo. Allí no se salvó ninguno, sólo los que estaban afuera y
de miedo se volaron lejos. Creo que quedaron cuatro o seis familias.
Luego viene la tercera entrada de los españoles, volvieron los misionarios y la evangelización, llegan los curas
capuchinos prohibiendo la lengua y a algunos se los llevan a estudiar al convento de Puerto Asís, en ese tiempo
engañaban a los niños con pedacitos de panela y se los llevaban a internados. De ahí viene la pérdida de la lengua,
la cultura, nos obligaron a hablar en español, a esos curas nos tocaba llevarlos en canastos cargados al hombro como
si los indígenas fuéramos mulas.
De ahí viene la época del caucho.
los cofanes cogieron de cargueros o bogas, ahí ya pasan de ser como esclavos del salario, -primero a punta de
juete- ahora vienen con platica. En ese tiempo sacaban el caucho del bajo Putumayo, subían por el río Guamuez,
cogían la carretera de Monopamba hasta llegar a Pasto. Por ahí hubo muertos de los Cofanes que no se aguantaban el
frío.
Después de esa cauchera viene la cuestión petrolera, o sea que llegó fué la Texas y la carretera empezaba a venirse
desde Mocoa a Umbría, luego hasta llegar a Puerto Asís. De Puerto Asís ellos entraban por el río Guamuez a
territorio Cofán, entraron en motores las maquinarias, el combustible y la comida, a lo último entraron los
helicópteros. A medida que avanzaban las trochas la carretera avanzaba hacia Orito. Detrás de la carretera va
entrando la explotación de la maderera cortando cedro, amarillo real, comino, bongo, aguarras. Los aserradores
sacaban hasta por mil piezas o milquinientos bloques de madera y los echaban al río en balsas hasta sacarlas al
pueblo y venderlas. Luego empezaron a abrir carreteras y cruzaron el territorio Cofán, en ese tiempo ya se dá la
delimitación de Colombia y Ecuador.
Esta ha sido una de las invasiones más sufridas por los Cofanes, la apertura de trochas, caminos y carreteras en territorio indígena irrespetando la madre naturaleza y tumbando las plantas medicinales de las áreas sagradas, con ellos aumentó la moda del kuri-findi (dinero) y hubo gente de nosotros trabajando para ellos por cualquier chichigua, los trabajadores que llegaron con la compañia eran medio resabiados, nos robaban los animalitos, las yucas y los plátanos y poco a poco nos fueron aburriendo, entonces nos tocó buscar otra parte para vivir, la gente que quedó sin trabajo después de la bonanza se fué a los pueblos y por eso se pobló rápido el bajo Putumayo, otros se quedaron en medio de los indios o por los laditos ocupando nuestras tierras.
Desde esa época hasta ahora las compañías siguen sacando el petróleo del Putumayo de Orito, la Hormiga, del Churuyaco, mejor dicho de toda esta parte y ya ni se acuerdan que cuando llegaron todo ese territorio era Cofán. Todos sin excepción han entrado violando nuestras normas culturales, las que dejaron los mayores "para vivir en armonía con la naturaleza", a ellos los llamamos kukama a'i "gente blanca" que llegaron no para favorecernos de alguna manera sino para atropellar nuestras vidas, nuestro territorio, nuestra cultura, nuestra sabiduría; nos despojaron de nuestras áreas de cacería y de pesca, de nuestros sitios de vivienda, nos obligaron a romper nuestra selva, arrinconándonos en pequeños resguardillos de miseria y dolor. Nos desplazaron de nuestros territorios para poder actuar libremente, sacar la nuestra naturaleza, matar nuestra fauna, contaminar nuestras fuentes de agua. Nos quitaron la armonía en que vivíamos y hoy somos conscientes que no supimos defendernos, primero porque no entendíamos su idioma y después porque creímos en la palabra de la gente.
Por eso hemos sido andariegos en el Putumayo, nos ha tocado movernos de un sitio a otro, tratando de alejarnos de la colonización, pero siempre nos han alcanzado y en algunas de nuestras comunidades ya los tenemos dentro conviviendo con nosotros. Alejarnos de la colonización ha sido una manera de defender nuestra cultura, mas no una defensa de nuestro territorio, a la fuerza hemos cedido mucha tierra, muchos lugares sagrados, muchos cementerios, sin embargo hemos sobrevivido como Cofanes y por donde fuimos pasando dejamos huellas y recuerdos. Ahora ya despertamos, abrimos los ojos a esta realidad y somos conscientes de la situación que nos aqueja, conocemos el origen, las consecuencias de nuestros problemas, y de la necesidad de resolverlos antes de que ellos acaben con nuestro pueblo.